USA día 7: Domingo neoyorquino

The Lake en Central Park
The Lake en Central Park

Domingo en Nueva York. Y se nota el tráfico, no hay casi ningún coche, al menos por nuestra calle.

Nada más aslir de casa, ponemos rumbo a Columbus Cirlce, una plaza en la esquina suroeste de Central Park, así tendremos nuestro primer contacto con el parque, aunque pensamos visitarlo mejor por la tarde. La plaza en sí es maja, una glorieta con una columna con Colón, y alguna otra escultura por alrededor. También destaca el edificio de la Warner, con centro comercial. Nos acercamos a asomarnos a Central Park y comienza el agobio. ¿Qué agobio? Pues el montón de «comerciales» ofreciéndote bicis en alquiler; en serio, no sé qué comisión se llevarán por cada bici que alquilen, pero por interés no será. Lo impresionante de Central Park a estas horas, es la cantidad de gente que hay corriendo; si parece que hay una carrera profesional, todo el mundo en el mismo sentido, ¿son todos amiguicos y han quedado para correr?

Allí mismo en la plaza, cogemos el metro para subir al norte de Manhattan, a Harlem. Habíamos estado leyendo un poco por el foro de LosViajeros, información sobre las misas gospel, y al final nos habíamos decidido por asistir a una en Greater Refuge Temple (en el 2081 de Adam Clayton Powell Jr Boulevard). La misa empezaba a las 11, pero aunque llegamos un pelín más tarde, la gente seguía entrando. Era curioso una señora en la puerta haciendo de anfitriona, recibiendo a cada persona o grupo que entraba; nos dio la bienvenida muy calurosa, y nos invitó a ir a la parte de atrás pero no hacer fotos. Al entrar, había «acomodadores» que nos indicaron dónde sentarnos. El templo tenía dos pisos: el de abajo, al nivel del altar/escenario ya estaba lleno; nosotros subimos al de arriba, donde subían a los turistas, y la gente local que no iba cabiendo abajo. Ya estaban cantando cuando llegamos y nos sentamos en las butacas (sí, butacas, como en el cine). A mí personalmente me impresionó la música en directo, con batería, teclado y guitarras, sonaba genial. Cantaba un coro de hombres, buenísimo, con algún solo espectacular. Iban intercalando canciones con algún sermón, no se hace especialmente pesado para los que vamos solo al «espectáculo» y a ver una experiencia nueva, aunque no deja de ser una misa. Nosotros nos fuimos a los 40 minutos o así, ya que habíamos visto varias canciones, y este «último» sermón parece durar más que los anteriores. Como consejo, llevar dinero suelto, monedas o billetes pequeños para cuando pasan la bandeja, para colaborar un poco ya que dejan entrar y no cobran entrada…

A la salida, es un poco pronto para comer, pero no para un brunch, esa mezcla de desayuno-almuerzo-comida que se han inventado los gringos para los domingos. Y qué mejor sitio que el lugar de los brunch por excelencia en NYC, Sylvia’s Restaurant (en el 328 de Malcolm X Boulevard). Es un restaurante, también en Harlem, famoso por el brunch de los domingos y por la comida de influencia criolla (estilo de Nueva Orleans). Cuando llegamos había mucha gente por acomodar, pero nos atendieron en seguida. Los domingos hay música en directo, y menús especiales. La comida muy buena, a buen precio; y el té espectacular.

Vista de Manhattan y Central Park desde el Top of the Rock
Vista de Manhattan y Central Park desde el Top of the Rock

Y ya habiendo comido, al metro para volver a Central Park, ya que antes sólo nos habíamos asomado un poco. Del parque sólo vimos una pequeña parte, ya que es gigantesco. Entramos por la entrada de la parte oeste, a la altura de la 72nd St, así que lo primero que ves es Strawberry Fields, el círculo de Imagine en homenaje a John Lennon, desde donde se ve el edificio Dakota, donde vivía y todavía hoy vive Yoko Ono. Allí cerca está The Lake, el lago pequeño del parque. Y ya adentrándonos por zonas más boscosas y menos transitadas por tanto turista, llegamos al Belvedere Castle, un pequeño palacete en el centro del parque.

Después de las caminatas por el parque, volvimos a la civilización, encaminados hacia el sur, al Rockefeller Center. Y es que con el día tan bueno, decidimos subir al Top of the Rock, donde teníamos previsto ir el primer día, pero aplazamos por las nubes. Top of the Rock (o TOR) es el observatorio del General Electric building, el rascacielos más alto del complejo de edificios que forma el Rockefeller Center.

Vista de Manhattan y el Empire State Building desde el Top of the Rock
Vista de Manhattan y el Empire State Building desde el Top of the Rock

La idea al subir al TOR es la misma que cuando fuimos al puente de Brooklyn: llegar de día para verlo a plena luz, y esperar a que anochezca, para poder hacer las fotos de noche con todo iluminado. Y es que si os gusta la fotografía, y en especial nocturna, este es el mejor sitio para practicar. Eso sí, hay que tener un poco de paciencia y coger buen sitio, porque hay mucha gente al atardecer. Tanto de día como de noche, las vistas son impresionantes: al norte se puede llegar a ver toda la mgnitud de Central Park, y al sur el downtown. Pero destacando sobre todo el Empire State Building, acompañado de otros edificios como el Chrysler y el MetLife.

Y ya al salir del Rockefeller Center, volviendo hacia casa, las luces de Times Square nos siguen atrayendo, y nos acercamos a echar un vistazo. Esta vez, cae una visita a la tienda de M&Ms. Hay que ver el negocio que tienen montado, ¡¡si son Lacasitos!! Tienen todo lleno de merchandasing… Al final, compro un par de bolsicas de M&Ms, pronto caerán…

Tienda M&Ms en Times Square
Tienda M&Ms en Times Square

Imágenes | dnotivol
Enlaces | Greater Refuge Temple, Sylvia’s Restaurant, Central ParkTop of the Rock

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USA día 6: ¡Helicóptero! y mucho más

Helicóptero aterrizando en el helipuerto de Manhattan
Helicóptero aterrizando en el helipuerto de Manhattan

Hoy el fin de semana nos recibe con sol; genial para nuestro planning. Teníamos previsto hacer el recorrido en helicóptero por Manhattan. Es una de las actividades más esperadas por todos, y creo que la única que no llevamos contratada desde casa; así que nos va a tocar comparar las opciones.

Vamos en metro hasta la parada del ferry a Staten Island, al lado del pier 6, que es donde está el helipuerto de Manhattan. Nada más salir de la boca de metro ya vemos personas dando publicidad sobre sus compañías para los tours, de forma más o menos agresiva según cada uno. Nos decidimos por volar con Helicopters Tours, que nos lo dejan en 152$ por persona (nada mal 🙂 ). Nos acompañan al edificio principal, para pagar, dejar los bultos en una taquilla, y ya nos ponen un cinturón con un chaleco salvavidas. Casi sin darnos cuenta estamos listos para subir al helicóptero. Nos acompañan hasta la nave y nos van subiendo de uno en uno según van bajando los anteriores. Cinturones de seguridad, auriculares de protección con micrófono para poder hablar y !listos!

El vuelo es impresionante. La piloto nos va comentando las cosas más importantes que vamos viendo a cada lado. Pasamos alrededor de la Estatua de la Libertad y Ellis Island, y subimos por el río Hudson entre New York y New Jersey, hasta Harlem y vuelta hacia el sur (es el recorrido que habíamos elegido de 15 minutos). Las vistas son impresionantes, no paré de hacer fotos en todo el rato. Una experiencia inolvidable.

Vista de Manhattan desde el helicóptero
Vista de Manhattan desde el helicóptero

Sin poder quitarnos la sonrisa de la boca ni la adrenalina que nos ha dado el viaje en helicóptero, nos ponemos en marcha para continuar con nuestro planning. Así que ponemos rumbo al ayuntamiento. La salida del metro, está justo en el edificio que llaman Municipal Building, que vendrían a ser las oficinas del ayuntamiento. Justo al otro lado de la plaza vemos el City Hall, el edificio del ayuntamiento propiamente dicho, muy pequeñito, de aspecto colonial. En los alrededores vems distintaos edificios gubernamentales, es lo que llaman la ciudad de la justicia: US Court House, Departamento de Justicia, y varios edificios de juzgados (criminal, de familia, de comercio internacional…), más de un eidificio de estos nos resutlan familiares de películas y series de TV. Paseando aprovechamos para probar un pretzel en un puesto callejero (bastante bueno).

Mientras buscábamos la estación de metro más cercana, pasamos por Wall St, y vemos que delante de la bolsa están rodando un anuncio. Nos quedamos un poco a curiosear, pero parece que no quieren mucho público 🙂 . Una vez llegamos a Chinatown, el cambio es espectacular, parece que hemos cambiado de ciudad, y de continente ¿Esto sigue siendo NY? Parece mentira… Hay un montón de gente por todos lados, las calles estrechas están atestadas de coches, pitando, las tiendas tienen mostradores en la calle, vendiendo de todo, y solo hay asiáticos y turistas… Siguiendo la recomendación de una de nuestras guías, hacemos una parada en una panadería (Fay Da Bakery, en Mott St) y nos tomamos un aperitivo para llevar (unos bollitos rellenos de carne).

A continuación, siguiendo unas cuantas calles, la ambientación pasa de Chinatown a Little Italy, con las trattorias, y las casas con los colores de la bandera italiana. Si te abstraes un poco, te da la impresión que has cambiado de mundo en Port Aventura. A estas alturas, ya teníamos todos hambre, así que buscamos sitio para comer. Buscamos una pizzería recomendada en nuestras guías, pero tiene como una hora de fila; así que optamos por un ristorante que ofrece un menú a buen precio (Grotta Azzurra, en Mulberry St), y resultó bastante bien.

Al salir seguimos pasenado por el Lower East Village, el barrio judío. Allí tomamos dirección al 172 de Norfolk St, donde se encuentra la sinagoga de la fundación de Ángel Orensanz. La verdad es que teníamos curiosidad por ver el edificio, ya que había salido en varios reportajes de televisión (Aragoneses por el mundo, Españoles en el mundo). Pero lo que no esperábamos era que pudiéramos verla por dentro, y mucho menos que nos la enseñara Al Orensanz, el hermano del escultor.

Tras la visita inesperada de la sinagoga, y poder escuchar variadas opiniones y batallitas del mayor de los Orensanz, cogimos el metro hasta Union Square. Queríamos ver esta plaza, pues habíamos leído que ponían un mercado, y teníamos curiosidad por verlo. Pero de nuevo nos encontramos con una sorpresa allí mismo. En la misma plaza había reunida un montón de gente joven con almohadas ¿pero qué hace esta gente? Pues según entendimos, era una quedada por facebook, para hacer una pelea de almohadas; no sé si tendría algún sentido, pero en un ratillo dejaron la plaza llena de plumas… Almohadas aparte, el mercado que había en la plaza era muy chulo, todo productos naturales: manzanas, sidra, plantas, lana natural, era bastante peculiar.

 

Puente de Brooklyn
Puente de Brooklyn

Y de ahí, partimos hacia nuestro otro punto fuerte del día: el puente de Brooklyn. Salimos andando de la estación de metro de City Hall, y ya comenzamos a cruzar el puente andando como tantísimos turistas (y eso que es primeros de abril, ¡a saber cómo está esto en verano!). Y entre tanta gente, una cara que nos suena, ¿pero de qué? ¿No es la de la tele? Ah sí, ¡Tania Llasera! El paseo por el puente es muy chulo, y las fotos tanto de Manhattan como de Brooklyn son impresionantes.

Y una vez en Brooklyn, lo que toca es la sesión de fotos de rigor. A buscar el sitio idóneo en la orilla, entre los puentes de Manhattan y Brooklyn, con vistas hacia Manhattan; y a esperar a que se hiciera de noche para ir fotografiando el atardecer. (Nota mental: si vuelvo a hacer fotos desde Brooklyn, ponerme el pijama debajo, o una manta eléctrica o algo, que ese frío en la orilla no es normal).

 

Manhattan y puente de Brooklyn desde la orilla de Brooklyn
Manhattan y puente de Brooklyn desde la orilla de Brooklyn

Ya llegando a casa cogemos unas hamburguesas en Lucky’s Burger que tenemos cerca, y a descansar. ¿El helicóptero lo hemos hecho hoy? Pues sí que nos ha cundido el día. Además hoy ha sido un día un poco raro (Ángel Orensanz, Tania Llasera, pelea de almohadas…) ¿pasará esto todos los días en NYC? Quién sabe…


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Enlaces | Angel Orensanz Foundation

USA día 5: Visitando a Miss Liberty

Obras en la Zona 0
Obras en la Zona 0

Quinto día de viaje, y amanece con lluvias, igual que lo dejamos ayer. Hoy toca abrigarse entonces. Además nos toca recorrido en barco.

Salimos de casa y nos vamos a nuestra parada de metro donde compramos la tarjeta MetroCard que nos servirá para casi todo el resto del viaje (7 días por 29$). Ya en el distrito financiero, vemos las obras de la zona 0, que van más avanzadas de lo que pensábamos, se ven dos torres con al menos 40 pisos. Para ver el proyecto final de la zona 0 y un pequeño homenaje a las víctimas del 11-S, han abierto un local de información justo al lado, el 9/11 Memorial, recomendable para una visita rápida.

Partiendo de allí recorremos el resto del distrito financiero: la Bolsa, Bowling Green con la escultura del toro (Charging Bull), las iglesias de Trinity y St. Paul, y una rápida incursión a la tienda Century 21 (no tiene mala pinta, habrá que volver).

Bolsa de New York
Edificio de la Bolsa de New York (New York Stock Exchange)

Aunque era pronto, decidimos comer ya, pues tenemos el barco a la Estatua a las 13h. Entramos en una pizzería por porciones muy buena, por las callejuelas estrechas del distrito financiero (por Water St o alrededores); un gran acierto, al salir había una fila importante.

Y de ahí ya nos vamos hacia Battery Park, de donde sale el ferry a la Estatua. Primero hay que ir al Clinton Castle para canjear los billetes que habíamos comprado por internet. Antes de entrar al ferry, ya pasamos el primer control tipo aeropuerto. El recorrido en barco es cortito, unos 15 minutos, entretenido por la cosa de salir a hacer fotos, etc.

Al llegar a la isla Liberty, vamos al centro de información de los Rangers para recoger las pulseras que dan acceso a la corona. Antes de subir hay que dejar todo excepto las cámaras en una taquilla (móviles, bolsos, fundas de las cámaras, mochilas…), y pasar otro control con escáner corporal aleatorio. La subida no se hace muy dura, a pesar de los 300 peldaños, pero sí puede resultar algo claustrofóbica por la estrechez e la escalera de caracol. Personalmente me decepcionó un poco la llegada a la corona, pues me esperaba un mirador más grande, tipo torre Eiffel; pero es una plataforma en la que caben unas 10 personas. Pero las vistas de la bahía, de la estatua por dentro y la experiencia en sí, merecen la pena.

Estatua de la Libertad
Estatua de la Libertad (desde el nivel más alto del pedestal)

Al bajar hasta el pedestal, ya hicimos el recorrido habitual de la gente que no sube a la corona: fotos desde los distintos pisos del pedestal y entrada al museo (sobre la construcción y antorcha original).

Después del museo, cogemos de nuevo el ferry para ir a la isla Ellis, donde se recibían a los inmigrantes que llegaban a Nueva York. Hoy es un museo dedicado a esta etapa de la historia, con objetos e historias personales.

Una vez de vuelta en Manhattan, vamos a pasear por las calles del East Village y Greenwhich Village, viendo Washington Square, Perry St (la casa de Carry en Sexo en Nueva York), Bleeker St…

Y como ya se hacía de noche pero era viernes y los museos cierran un poco más tarde, decidimos aprovechar para hacer una visita rápida al Met, el museo metropolitano de NY. Entre que canjeamos los CityPass, recogimos mapas y demás, solo estuvimos aproximadamente una hora, lo que nos permitió ver la grandiosidad de las dimensiones y contenidos del museo. A destacar el templo egipcio que tienen en una de las salas.

Y ya volviendo a casa cogimos una pizza para llevar en «Merilu», en la 9th Ave. Y por fin a descansar…


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USA día 4: Llegada a la Gran Manzana

Times Square
Times Square

Nuestro cuarto día de viaje volvía a ser eso, de viaje. Tocaba despedirse de Washington, una ciudad que nos había impresionado positivamente para volver a Nueva York, y comenzar la visita de la Gran Manzana.

Así que el día comienza con madrugón, maletas, y desayuno en el Starbucks de la esquina, eso sí, después de despedirnos de los piquetes del hotel, que allí seguían dando la matraca como todas las mañanas. Cogemos nuestro ya conocida línea 80 del bus urbano, y llegamos a la estación-solar-esplanada de Megabús. A la hora prevista sale nuestro bus, esta vez hemos conseguido coger los primeros asientos del piso de arriba, con mejores vistas :-).

Sobre las 14h, tras las 4 horas y media de rigor, llegamos a Nueva York. Al legar, tenemos que llamar a la agencia donde alquilamos el apartamento para que vayan a recibirnos. Así que en la primera entrada de metro, buscamos una cabina. Tras pegarnos un poco con ella (había que jugar con la combinación de meter moneda, marcar, descolgar…), conseguimos hablar con ellos: nos estarán esperando allí.

Tras un recorrido de unas 2 ó 3 paradas en metro, salimos a la que sería una de nuestras estaciones habituales, y toca ir andando 3 manzanas hasta el apartamento. Ahí ya pudimos ver nuestro barrio: el Midtown o Hell’s Kitchen; tenía buena pinta, muchos restaurantes, parece movido. Cuando llegamos, nuestro casero asiático nos recibe, nos da instrucciones del piso (WiFi, basura, dónde comprar…), nos cobra la parte que restaba y nos deja ya solos en nuestra casa neoyorquina. We’re in New York!!

No hay tiempo que perder, tenemos muchas cosas por ver, pero aún no hemos comido, y como nos harán falta algunas cosas para estos días, ahcemos una mini-lista y nos vamos a hacer la compra, siguiendo los consejos de nuestro casero, nos vamos a un supermercado Amish que hay en la novena, a dos bloques. Parece muy pijoterillo, con sushi y comida para llevar en la puerta, así que repartimos la compra entre este, y un Duane Reade, una mezcla de droguería-farmacia-supermercado que hay justo al lado (hay muchísimos en Manhattan).

Rockefeller Center
Pista de hielo y estatua de Prometeo del Rockefeller Center

Y por fin a la caller a ver cosas, pero después de haber comido, aunque sean las 4 ó las 5 (seguimos con nuestros horarios raros de comidas 🙂 ). Yo creo que sin decir un destino concreto por el momento, ponemos rumbo a Broadway, y en seguida ¡estamos en Times Square!. Es impresionante la cantidad de luces, anuncios, taxis, gente… que hay allí. Nos subimos a las escaleras rojas que hay sobre las taquillas de Tkts y no paramos de hacer fotos. No sé qué tiene este sitio pero estamos todos como embobados. La luz nos atrae, tantos anuncios… ¿estoy tonto, le estoy haciendo fotos a anuncios de Coca-Cola, Toshiba…?

Cuando conseguimos bajarnos de las escaleras rojas, comenzamos con el planning que teníamos preparado. En teoría hoy tocaba subir al Top of the Rock, pero como está un poco nublado, lo dejaremos para otro día. Aun así, nos acercamos a ver el complejo de edificios del Rockefeller Center. Allí vemos el edificio de la General Electric (donde se sube al Top of the Rock), el Radio City Music Hall, el Rockefeller Plaza, la pista de hielo con la estatua de Prometeo… ¿cuántas veces hemos visto esto en la tele o el cine?

Rodeando el Rockefeller Center, vemos la estatua de «Atlas sujetando al mundo» frente a la catedral de Saint Patrick (o San Patricio), así que entramos a verla. ¿Qué tiene este edificio «pequeñito» que consigue destacar tanto entre tanto rascacielos? Es rara la tranquilidad que se nota en el interior comparado con el ruido y bullicio que hay ahí fuera…

Al salir, seguimos nuestro primer paseo de contacto con la cuidad, andando por 5th Avenue, la quinta avenida vamos. ¡Cuánta gente por la calle! Eso sí, esto parece un escaparate de las tiendas más pijas del mundo: Louis Vuitton, Bulgari, Armani, Gucci, Chanel, Prada, Versace… y llegando a Tiffany’s decidimos darnos la vuelta y poner rumbo al apartamento.

Atlas y Catedral de Saint Patrick
Estatua de Atlas del Rockefeller Center frente a la Catedral de Saint Patrick

Ya de vuelta a casa, paramos en un deli de nuestra misma calle (bueno, avenida, la 9th Ave.), y compramos para llevar unos paninis (bocadillos calientes rellenos de cualquier cosa, desde pavo, pollo cajún, Phily cheese steak…). Y a coger fuerzas para mañana, que tocará… ¡subir escaleras!


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USA día 3: Casa Blanca y pateada por el DC

Casa Blanca
Casa Blanca (desde el interior del recinto, al terminar la visita)

Amanece la tercera etapa a las 7 con el piquete de los trabajadores del hotel; menos mal que era la hora de nuestro despertador. Hoy nos espera el plato fuerte de la visita a Washington: la Casa Blanca. La verdad es que más que difícil, conseguir la visita, es una odisea. Pero eso ya lo contaremos con más detalle en otra entrada.

Al llegar vimos la fila de entrada, pero como íbamos con tiempo fuimos al centro de visitantes, como decían las instrucciones. Después, ya en la fila, volvimos a tener problemas en el primer control, a uno de nosotros le faltaba el apellido en la lista y estuvimos casi media hora hasta que lo corrigieron. Allí nos juntamos con gente de nuestro grupo de la visita, que también tenían un «detenido». Aún pasaríamos dos controles más hasta que entramos en el edificio.

La visita me pareció muy interesante; vas por libre, pero hay gente por el recorrido a la que puedes ir preguntando (en inglés claro); también dan folletos explicativos en español. Nada más entrar, en los primeros pasillos se ven cuadros y fotografías curiosas de varios presidentes. Lo que más me gustó es que te dejan visitar salas que se usan habitualmente para recepciones y cenas de protocolo. Se veían las alfombras a medio recoger, para mostrarlas, pero sin ser pisadas por el público. Justo antes de salir a la calle, permiten hacer fotos en la puerta principal con el móvil, ya que no dejan entrar cámaras.

Al salir, volvimos al hotel a por las cámaras, y cogimos el metro hasta el cementerio de Arlington, donde están enterrados militares veteranos de todas las guerras. Allí visitamos la Casa de Arlington y las tumbas de los Kennedy. Impresionante la extensión que tiene y la cantidad de lápidas…

Cementerio Arlington
Cementerio de Arlington

De vuelta de nuestra incursión en el estado de Virginia, comimos un menú de ensalada y bocadillo en Vie de France, justo detrás del Museo Nacional  del Aire y el Espacio, de la Institución Smithsonian. Muy interesante, con reproducciones de aviones y módulos espaciales, y exposiciones con objetos y mucha información. Recomendable sobre todo si vas con niños.

Mala suerte con el tiempo, al salir estaba lloviendo y ya no pararía en toda la tarde-noche. Vimos el Castillo de la Smithsonian, que usan como centro de información de todos los museos de la institución.

Y dando un paseo bajo los cerezos en flor (es ahora el Cherry Blossom Festival), rodeamos parte de la Tidal Basin haciendo fotos del estanque y el Jefferson Memorial. Volviendo al parque principal, The Mall, vimos el monumento a la Segunda Guerra Mundial. Pero el mayor chasco fue que el Reflecting Pool (el estanque donde Forrest Gump se encuentra con Jenny al volver de Vietnam), estaba vacío en obras. Subimos las escaleras del Lincoln Memorial, donde son impresionantes las vistas del Mall, Washington Monument y Capitolio. Saliendo del Mall visitamos el muro en memoria de la Guerra  de Vietnam, con los nombres de los 52.000 militares muertos en ella.

Jefferson Memorial y Tidal Basin
Jefferson Memorial en la otra orilla de la Tidal Basin, con los cerezos en flor

Buscando una parada de metro atravesamos la zona de la George Washington University, con sus grandes edificios, sus colegios mayores y sus casa de hermandades (sí, Pi-Sigma-Kappa y siglas de ese rollo como en las películas). Lo último que nos quedaba por ver era Georgetown, barrio antiguo de casitas pequeñas que recuerda a ciertas zonas de Londres. Encontramos en Prospect St las escaleras de la famosa caída de El Exorcista. Y por allí cenamos en «Uno», un pub en el que servían pizzas, hamburguesas, steaks… mientras veíamos el Miami Heat-Washington Wizzards de la NBA.

Y ya vuelta al hotel, medio camino andando, medio en metro. Mañana toca dejar la capital de la Unión y volver a NYC.


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USA día 2: Llegamos al DC

Capitolio
Capitolio de los Estados Unidos

Nuestro segunda etapa comienza con el viaje de Nueva York a Washington DC (Distrito de Columbia). Salimos del hotel a las 6:30 desayunando de casualidad porque a esa hora deberían abrir el comedor, pero hemos podido entrar un poco antes. En 5 minutos llegamos andando al metro, donde la taquillera nos la lía, y tenemos que coger 2 billetes de más que luego aun así también fallan. Llegando a Manhattan nos toca casi correr buscando la parada de Megabus, para que luego llegara un cuarto de hora tarde. La verdad es que el bus es muy cómodo: más ancho de lo normal, con WiFi y enchufes para ir recargando el móvil mientras lo usas.

Una vez en Washington, cogemos un bus urbano para ir hasta el hotel. Algo peculiar el recibimiento en el hotel, pues un piquete de trabajadores estaban reclamando algo en la puerta, con megáfonos y todo.

Después de dejar las cosas en el hotel, nos vamos corriendo (cómo no) en metro hasta el Capitolio, donde teníamos la reserva  a las 15:30, pero piden que estés allí 45 minutos antes para pasar los controles de seguridad (después de los 3 ó 4  de hoy, creo que ya no me voy a poner cinturón hasta que llegue a casa). La visita personalmente me ha gustado mucho, bastante completa: exposición, vídeo y tour explicado por el edificio. La biblioteca del Congreso cierra en nuestra cara a las 16:30. In extremis conseguimos entrar también a ver el hemiciclo del Senado.

A la salida, ya eran como las 5 de la tarde, pero todavía no habíamos comido, así que unos perritos calientes de un puesto callejero se convierten en nuestro tentempié.

Después, tocaba la consiguiente sesión fotográfica del Capitolio, con las ardillas y los cerezos en flor (ahora es en el DC el Cherry Blossom Festival).

Para continuar con nuestras carreras contra el reloj llegamos a los Archivos Nacionales antes de que cierren, y podemos ver una de las exposiciones y la rotonda donde exponen la Constitución, la Declaración de la Independencia y la Carta de Derechos (Nicholas Cage no estaba allí intentando robar nada como en La Búsqueda).

Washington Monument
Washington Monument desde The Mall al atardecer

Y como ya todos los sitios a visitar estaban cerrados, optamos por dar un paseo por el Mall hasta el obelisco del Washington Monument y a la Casa Blanca de noche (nos espera mañana de día y por dentro).

Y de camino al hotel, bocata en el Subway y a dormir, que mañana también toca madrugar.


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Borrajas.es | USA: ¿Cómo ir de NYC a Washington?

USA día 1: Con las maletas a cuestas

Maletas

¡Por fin llegó el día de nuestras vacaciones! Con el planning que teníamos no hacía falta madrugar, pero los nervios lo impedían.

Total que empezamos nuestra primera etapa cogiendo fuerzas en la sala Club de la estación de Delicias, ya que íbamos en preferente (beneficios de la tarifa estrella de Renfe). El viaje en AVE genial, con aperitivo incluido, en menos de hora y media estábamos en Atocha. Por cierto, totalmente recomendable el bus de Atocha al aeropuerto, por 2€ llega en unos 40 minutos sin transbordos.

Embarcamos en la T1 de Barajas, donde empezamos la serie de controles; si no me dejo ninguno: 1) control del ESTA antes de la fila de embarque, 2) el embarque en sí, 3) los arcos de seguridad, 4) el control de pasaportes, 5) en la sala de embarque preguntitas de rigor (tus maletas son tuyas, te ha dado algo algún extraño…), y 6) embarque al avión por fin. ¡Y eso sólo en España!

El vuelo estuvo bien, Air Europa no es Air France o British Airways, pero no estuvo mal. A mí en concreto se me hizo largo algún rato, ya no sabía cómo sentarme, pero la falta de espacio es común a todos los vuelos, no es algún nuevo. El avión era un 767-300 sin entretenimiento personal (pantallas individuales), pero nos pusieron dos películas actuales (Caza a la espía y El discurso del rey).

Y después de una última media hora más entretenida porque ya vas viendo las luces y edificios de NYC, aterrizamos y dio comienzo nuestra segunda sesión de burocracia americana. Llevábamos los pasaportes en regla, los ESTA aprobados, y habíamos rellenado en el avión los impresos de aduanas y los I-94W (tarjeta verde). Pero por lo visto al señor agente no le pareció suficiente y dos de nosotros hicieron una visita al cuartito de inmigración. Tras los nervios y unas cuantas preguntas absurdas para comprobar la identidad, 45 minutos después se reunían con el resto que ya teníamos las maletas de todos.

El último asalto del día era llegar al hotel. Desde nuestra terminal 4 cogimos el AirTrain, que es gratuito si no sales del aeropuerto, y fuimos hasta el punto dentro de JFK donde los hoteles mandan sus lanzaderas (Federal Circle). Llamamos desde un teléfono de información para que nos vinieran a buscar y en seguida estábamos en nuestro motel, el Super 8 de Jamaica. Allí dejamos las maletas y fuimos a cenar algo: nuestra primera hamburguesa, en un Wendy’s.

Y a la cama, que ya llevábamos como 20 horas en pie y había que descansar para la siguiente etapa.


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