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USA días 12-13: Más compras y vuelta a casa…

Último día en Nueva York. Pero no se puede estar triste, hay que aprovechar hasta el último momento. Así que empezamos el día con un buen desayuno: de Dunkin Donuts, qué vicio, insisto, menos mal que en España sólo hay un par, y en Madrid…

En teoría, el último día había que dejar el apartamento antes de las 11 de la mañana, pero habíamos visto en la web de FeelNYC (donde lo habíamos alquilado), que el día siguiente estaba libre. Y nos aprovechamos y pedimos dejarlo más tarde cuando nos dieron las llaves; la nueva hora era la 1. Por lo menos podíamos hacer algo por la mañana, y sin tener que pagar consigna de maletas.

9th avenue, dejando nuestro apartamento en Hell's Kitchen
9th avenue, dejando nuestro apartamento en Hell's Kitchen

Nos dividimos en dos grupos, para que cada uno aprovechara más sus últimas horas. En uno, lo teníamos claro, nos habíamos quedado con más ganas de Century 21, así que metro rumbo a la zona 0 hasta el outlet que ya conocíamos del día anterior. Con más tiempo, ya se pueden encontrar más cosas interesantes donde gastar algunos de los últimos billetes de dólar. Cinturones, carteras, ropa interior… todo de marca a precios super-baratos.

Una de vez de vuelta todos en el apartamento, no nos quedaba otra que terminar de ajustar las últimas compras en la maleta, cerrar todo, y despedirnos de nuestra casa neoyorkina… Como íbamos a ir con las maletas a cuestas, no queríamos ir buscando sitios para comer, y ya le habíamos echado el ojo a un diner en la 7ª avenida, a dos bloques de casa. Es el Cosmic Diner, que aunque no habíamos ido todavía, tenía muy buena pinta. Y alguno os estaréis preguntando ¿pero qué es un diner? Pues son los restaurantes americanos típicos que salen en las películas, que van repartiendo café con la jarra a todos los clientes, con sus asientos de eskay y todo eso. Tuvimos que esperar un poco por la hora punta, pero no nos defraudó en absoluto. Las raciones eran enormes y la comida buenísima.

Y habiendo comido, toca salir hacia el aeropuerto. Aún nos quedaban unas horas de margen, pero habiendo ya visto cómo es la hora punta en el metro de Nueva York, había que evitarla a toda costa. Y después de los 45 minutos en metro desde Manhattan hasta la estación de Jamaica, cogimos el AirTrain que nos llevaría al JFK. El AirTrain es un tren tipo metro, pero que va por la superficie, que hace un recorrido circular uniendo todas las terminales del aeropuerto, y que además lo une con dos puntos externos, las estaciones de Jamaica (al norte del JFK) y Howard Beach (al oeste); es gratis dentro del JFK, pero vale 5$ si sales o entras al aeropuerto.

Típico bar de aeropuerto en el JFK
Típico bar de aeropuerto en el JFK

Más que una espera del aeropuerto, fue una lista de esperas (a que informaran del mostrador de embarque, a que lo abrieran, a embarcar…). Y aprovechamos para ir gastando nuestras últimas monedas: revistas, chocolatinas, zumos :-).

El vuelo con AirEuropa sin problemas, además este avión era un AirBus A330-200 con sistema de entretenimiento y pantallas individuales, se hizo más cortito el viaje.

Al aterrizar en Madrid en nuestro día 13 de viaje… ¿ya el 13? ¿y la noche del 12 al 13? Pues eso, en madrid mismo recorrido que a la ida, pero a la inversa, autobús de la EMT hasta Atocha, comida, y espera en la sala Lounge de la estación (¡menos mal que existe la tarifa estrella para poder comprar billetes en preferente!). Y el AVE de vuelta a casa…

Estación de Atocha
Estación de Atocha

Esto se acabó… ¿para cuándo el siguiente viaje?


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Enlaces | Century 21, AirTrainaeropuerto JFK

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USA día 11: Museos y compras

Museo Americano de Historia Natural
Museo Americano de Historia Natural

Desgraciadamente, esto se va acabando, y nos toca ir haciendo cosillas pendientes que nos quedan en nuestro planning. Hoy toca eso: museos y compras.

En el planning de hoy, hemos decidido visitar por la mañana los dos museos pendientes de nuestra lista, y dejar la tarde libre para ir de tiendas. Así que por la mañana, salimos ya de casa directos al Museo Americano de Historia Natural, en la parte oeste de Central Park. Cuando llegamos, el museo aún no está abierto, pero ya hay fila. En la CityPass están incluida la visita al museo y el espectáculo del planetario. Entre que el museo es inmenso, y que sólo tenemos una hora hasta la reserva del planetario, no pudimos ver más que una pequeña parte. Las salas principales contienen reproducciones muy realistas de especies animales de todos los ecosistemas; destacan los elefantes de la entrada, y la ballena azul. El espectáculo del planetario es muy bueno también, aunque es algo más común que se hace en más sitios.

Ya sólo nos queda un cupón en nuestra billetera de la CityPass, el correspondiente al Museum of Modern Art, o museo de arte moderno de Nueva York, oséase el MoMA, ¡para allá que vamos! Otro gigante lleno de cuadros, decidimos hacer una superselección, y visitar solo las plantas 4 y 5, donde estaban los cuadros que más nos interesaban a todos. Es impresionante tener delante a unos centímetros tantos cuadros famosos que hemos visto tantas veces en tantos formatos: Dalí, Manet, Picasso, y también Warhol, Lichtenstein, Jasper Johns. Recomendables especialmente las salas dedicadas a los pintores abstractos y pop de Nueva York.

Museo de Arte Moderno, MoMA
Museo de Arte Moderno, MoMA

Al salir nos ponemos a buscar algún sitio para comer. No apetece sentarnos un poco, así que descartamos todos los puestos callejeros que vemos, pero no hay mucho más por esta zona. Andando un poco sin rumbo, llegamos a la 5ª avenida, casi hasta el parque de nuevo, y encontramos un sitio de ensaladas y sandwiches, All about food («aquí nos quedamos»).

Después de comer, se abre la veda para ir de tiendas. Y empezamos por ver dos de nuestra lista, que además teníamos allí mismo. La primera era F.A.O. Schwarz. ¿Y qué es eso? Pues una juguetería, concretamente la juguetería que aparece en Big, donde tienen el piano gigante que tocaba Tom Hanks en la película. Piano aparte, la juguetería es impresionante; tienen secciones gigantes de cada cosa: peluches, muñecas, Scalextric, Playmobil, Harry Potter… Al final conseguimos salir de allí sin que nuestro niño interior consiguiera convencernos de comprar alguna tontería. Y pasamos a la tienda de al lado, otra de juguetes, pero más de geeks: la tienda Apple de la 5ª avenida. Ninguno somos fanboys de Apple, así que con darnos una vuelta, y hacer el tonto un poco con un par de iPads, tuvimos más que suficiente. Eso sí, muy chula la entrada, desde un cubo de cristal en plena calle, se baja al sótano donde está la tienda.

Tienda Apple en la 5ª avenida
Tienda Apple en la 5ª avenida

También al lado, en la 5ª avenida, junto a Tiffany’s está la tienda de Nike. Al ver semejante tienda, de 5 pisos, no pudimos resistirnos y para adentro que fuimos. Y vaya, que casi nos la llevamos puesta. Nos aprovechamos del precio, y del cambio de divisa, para llevarnos los últimos modelos a precio casi de Decathlon :-). La tienda es chulísima, con un sistema de montacargas subir las zapatillas que te quieres probar desde el almacén. Eso sí, se lo toman con calma, no se vayan a estresar… Ya con nuestro premio, seguimos el recorrido por la quinta avenida, llena de todas las marcas más pichis del mundo.

Y andando llegamos a Times Square. No sé cómo lo hacemos pero todos los días acabamos pasando por aquí; ¿serán las luces? ¿será la gente? NY te atrapa… Entramos en Foot Locker la cadena de ropa deportiva, que también tenemos en España, pero a precios americanos, y con ventaja euro-dólar (peligro de nuevo :-)); acabamos comprando alguna camiseta de los New York Knicks (y es que ya llevamos las Nike en la bolsa…). Y saliendo un poco de Times Sq hacia el norte, en una tienda de souvenirs, compramos los regalillos que nos faltaban para llevar a la familia de recuerdo.

Times Square
Times Square

Pero nos quedaba algo pendiente. Los primeros días habíamos visto de pasada la tienda-outlet Century 21, junto a la zona 0. Nos apetecía volver, pero no sabíamos si nos daría tiempo. Nos arriesgamos de todas formas, y cuando llegamos estaban a punto de cerrar, pues al ser una zona más financiera los horarios son más normales. Dimos alguna vuelta rápida, viendo ropa, buscando tallas, y al final hicimos algunas compras express.

Una vez todos juntos en el apartamento, bajamos a coger la cena en el Lucky’s Famous Burger, que teníamos al lado y ya habíamos probado. Ooh, última noche en Nueva York…


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USA día 10: Empire State y ¡Broadway!

Vista hacia el downtown desde el observatorio del piso 86 del Empire State Building
Vista hacia el downtown desde el observatorio del piso 86 del Empire State Building

Hoy amanece soleado. Como el tiempo acompaña a nuestro planning, salimos de casa directos hacia el Empire State Building. Dicen que hay fila todo el día, por lo que queremos llegar pronto, aunque tenemos la CityPass y deberíamos ir más rápido. Nada más entrar al edificio, se comienza ya a hacer fila. Hay varias salas llenas de cordones para formar las filas, parece Port Aventura. Primero, ¡cómo no!, control de seguridad, y después nos saltamos parte de fila al tener ya la entrada (por la CityPass) y nos entregan los aparatos para el audioguía (también incluidos). Y listos al ascensor, aunque éste es menos espectacular que el del Top of the Rock, donde proyectaban imágenes en el techo de cristal. Seguir leyendo USA día 10: Empire State y ¡Broadway!

USA día 9: Go, Knicks, go!

Reserva Federal de Nueva York
Reserva Federal de Nueva York

Después de la resaca del viaje a Niagara de parte del grupo, llega el martes, con uno de los platos fuertes del viaje: el partido de la NBA. Pero antes de que llegue, tenemos muchas cosas por hacer…

Nuestra primera cita, es la Reserva Federal. Y digo cita, porque habíamos reservado la visita por internet. Es imprescindible hacerlo así, ya que dan muy poquitas horas disponibles y se agotan pronto. Tenemos ganas de verlo, porque puede ser algo que está fuera del circuito turístico habitual, y tenemos curiosidad. Nada más llegar, para variar, control de pasaportes ya en la calle (en Liberty St), arco de seguridad y para adentro. La visita comienza con un tour por el hall, donde tienen una exposición de monedas valiosas, y posters, juegos, videos de historia y datos del dólar y del dinero en general. Después ponen un vídeo de la organización y funciones de la Reserva Federal. Y el colofón, la bajada a las arcas con el oro. Se baja en ascensor a una planta de seguridad, situada como un sexto sótano, por debajo del nivel del metro, donde guardan las reservas de oro de multitud de países del mundo. No tiene más misterio que ver montones de lingotes de oro, como se ve en las películas, pero ver toda la seguridad que hay alrededor, y las demostraciones de las puertas blindadas son espectaculares. Muy chulo el detalle de despedida: como recuerdo, te dan una bolsita con tiras de billetes, de los triturados cuando los retiran para sacar nuevos a la calle.

Al salir de la reserva, cogimos el metro para ir a nuestro siguiente destino, pero hicimos un alto en el camino, para hacer una incursión al exterior. Es el Flatiron building, considerado el primer rascacielos de Manhattan. Hoy no para de llover, con lo que hacemos una rápida sesión de fotos al Flatiron, desde la placilla que tiene delante, y vuelta corriendo para el metro, ¡que nos calamos!

Flatiron building
Flatiron building

Lo siguiente en nuestro planning diario, es una visita rápida al Madison Square Garden. No es que no pudiéramos esperar a verlo a la hora del partido; es que tenemos que recoger las entradas para el partido. Habíamos comprado las entradas en TicketMaster, y para los extranjeros la única forma de hacerlo, es con el formato «will call», es decir, las compras y pasas a recogerlas el mismo día en taquillas. Habíamos visto el Garden de pasada el día que cogimos el autobús hacia Washington, pero hoy viéndolo más de cerca, es gigantesco.

Por al lado del Madison Square Garden, está la tienda de electrónica B&H. Como estamos por la zona, nos acercamos a verla. En los foros todo el mundo habla muy bien de esta tienda, así que no podíamos perdérnosla. Habíamos mirado un poco en la web, y los precios no estaban nada mal, pero vamos sin intención de comprar nada. ¡Cómo lo tienen montado! Toda la tienda está automatizada, tienen cintas transportadoras por el techo para enviarse paquetes de un lado a otro. Cuando pides algo en cualquier mostrador de la tienda, lo piden al almacén y a ti te dan un ticket. Cuando te quieres ir, vas a la caja con los tickets, y pagas; y te dan otro ticket para recoger los paquetes en otro mostrador. Todo automatizado y super eficiente. Pero las intenciones, se quedaron sólo en eso, intenciones, y al final acabamos picando todos: que si pendrives USB super canijos, un disco duro externo, trípodes, filtros o fundas para las cámaras… impresionante la sección de fotografía. Menos mal que veníamos por dar una vuelta y ver la tienda, que si no, ¡nos la llevamos entera!

Siguiendo con las compras, queríamos ver los grandes almacenes por excelencia en Nueva York, Macy’s, pero va siendo hora de comer, así que buscamos algo por los alrededores. Nos apetece algo tipo hamburguesa o algo así, pero sin acabar en un McDonald’s o Burger King. Finalmente nos decidimos por ir a un TGI Friday’s. Un acierto; es bastante más caro que los otros burgers, pero pidiendo del menú del día, no hay tanta diferencia; y la comida buenísima.

Macy's
Macy's

Después de comer, nos internamos en Macy’s. Habíamos leído que dan un descuento del 10% a los extranjeros, así que por si cae algo, buscamos el mostrador de información para recogerlo. Personalmente, Macy’s me defraudó bastante. Sabía que son unos grandes almacenes, nada de outlet, con lo que los precios iban a ser normales-caros (y así fue). Pero lo que no esperaba era el caos de organización. Está repartido por varios edificios contiguos, pero no es fácil pasar de uno al otro, se unen siempre por el vestíbulo, una rejilla de puestos de perfumes y cosméticos con dependientes afanosos en vender y dar a probar sus productos. Encontrar las secciones que quieres sin un plano es casi misión imposible. Al final, alguno terminó comprando alguna cosilla, pero la mayoría nos fuimos con las manos vacías. Y tocaba ir al apartamento a dejar las compras de Macy’s y B&H, para volver al partido. Toca metro, y ¡en hora punta!

El ambiente llegando al Madison Square Garden es genial, una masa de gente fluyendo por todas las puertas ¿tanta gente cabe aquí dentro? Cuando conseguimos encontrar por dónde tenemos que entrar, la marabunta nos engulle. No vamos sobrados de tiempo, pero hacemos unan mini-parada para comprar las mítica manos para animar al equipo. Encontrar nuestra sección es un poco lioso, entre tanta gente y tantas escaleras mecánicas, pero lo conseguimos. Los asientos eran mejores de lo que esperábamos, no se ve muy alto, y relativamente cerca. Bueno, el partido era un New York Knicks vs Toronto Raptors, y es que lo elegimos (a parte de que la fecha nos iba bien) por ver a Calderón en acción, pero resultó estar lesionado esa semana, una pena. Qué decir del partido, y es que es un verdadero espéctaculo, más incluso que un deporte de competición. La gente no para de animar, gritar, cantar en todo el partido. Y de comer, constantemente están pasando personas vendiendo bebidas, perritos, patatas, palomitas, a parte de la cantidad de bares y restaurantes que hay en los pasillos del estadio. En el partido en sí, garantizados los mates, triples inverosímiles, seguro de la marca NBA. Eso sí, si se está acostumbrado al baloncesto español y europeo, conviene olvidarse de lo que significa defender, por mucho que lo cante la gente, y lo pongan en las pantallas del estadio. Salimos encantados, no nos ha defraudado para nada, menuda colección de mates y triples de Amar’e Stoudemire y Carmelo Anthony.

New York Knicks vs Toronto Raptors, en el Madison Square Garden
New York Knicks vs Toronto Raptors, en el Madison Square Garden

De vuelta a casa todavía con la adrenalina, paramos en nuestra misma calle, para coger algo de cena para subir a casa. El sitio elegido es la pizzería Merilu, que ya conocíamos de otro día. Y a descansar, mañana ¡más!


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Enlaces | Reserva FederalTicketMaster, Madison Square Garden, B&H, Macy’s

USA día 8: Visitando la ONU

Lunes en Nueva York. Hoy es el día elegido por cuatro integrantes de nuestro grupo para hacer un viaje en el día a ver las cataratas de Niagara. Los otros dos, como ya habíamos estado recientemente, habíamos decidido quedarnos en la ciudad, y aprovechar para hacer alguna visita, que quizá no nos diera tiempo a hacer en el planning de todo el grupo.

Nuestro primer destino para este día solitario, era el complejo de las Naciones Unidas. Así que cogemos el metro y hacia allá que vamos. Al bajarnos en la parada más cercana, lo primero que nos llama la atención es el edificio Chrysler, el que fuera rascacielos más alto del mundo durante unos días hasta que el Empire State building le arrebató el récord. Destacan la decoración art decó y las figuras de los salientes (¿eso son gárgolas?). Tras hacer unas fotos, seguimos en dirección al este, para llegar a la sede de la ONU.

Pistola anudada, escultura en la plaza de las Naciones unidas
Pistola anudada, escultura en la plaza de las Naciones unidas

La primera impresión al ver la sede de las Naciones Unidas fue un pequeño chasco, ya que están en obras. El edificio principal, la torre de la secretaría muestra una «ventana» abierta de un par de pisos en obras, que desluce un poco la imagen. Andando por la 1st Ave, buscando la entrada al recinto, vas pasando por los mástiles con las banderas de todos los países que conforman la ONU, para ir entrando en materia. En la plaza de entrada, hay una carpa donde pasan los contrles de seguridad tipo aeropuerto (el enésimo de este viaje). Pero antes de entrar, la famosa escultura en favor de la paz, la pistola anudada.

Una vez dentro, compramos billetes para el tour guiado en inglés (en lugar de la audioguía), pero nos tocó esperar casi una hora a que empezara. El tour es muy bueno, van contando información de la estructura de la organización, de su historia, muchos datos interesantes. Al principio te van pasando por algunas salas de exposición con paneles de información de la ONU, y algunos regalos ofrecidos por los países miembros. El punto fuerte del tour es el hemiciclo de la Asamblea General, donde aparte de poder hacer fotos, nuestro guía nos contó curiosidades acerca del sistem de asignación de los puestos para los diplomáticos de todos los países. Y como final de la visita, pudimos visitar el hemiciclo del Consejo de Seguridad, que también hemos visto tantas veces en televisión.

Hemiciclo de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Hemiciclo de la Asamblea General de las Naciones Unidas

Al salir, de vuelta al metro por el mismo camino, pasamos por la Grand Central Terminal (la estación central de trenes en Manhattan), y esta vez no pudimos evitar entrar. Es impresionante, por su tamaño, la cantidad de gente que va de un lado para otro. En su interior, aparte del atrio principal, y los andenes, tiene un salón lleno de restaurantes, y varias «calles» llenas de tiendas de todo tipo. Pero ojo, es fácil desorientarte en su interior (a mí todos estos pasillos me parecían iguales), y acabar en el metro, si querías ir a la calle, o al revés 🙂 .

A continuación nos vamos al SoHo, un barrio del downtown que destaca por las casas con las escaleras de incendios tan famosas de Nueva York. Son las construcciones de hierro fundido, que llaman «cast iron building». En su día fue un barrio lleno de salas de exposiciones, y hoy todavía existen, pero empieza a haber muchas tiendas de ropa de marca.

Edificios cast iron en el SoHo
Edificios cast iron en el SoHo

Después del paso por el SoHo, nos acercamos al Pier 17. Es un centro comercial que hay en un embarcadero o muelle sobre el East River. No deja de ser un centro comercial normal, con sus tiendas de ropa, su parte de restaurantes, etc. Lo que sí tiene de especial, son las vistas al East river, y por lo tanto a Brooklyn, con el puente de Brooklyn como protagonista. Nosotros aprovechamos para, aparte de hacer fotos :-), comprar aquí algunos recuerdos de NY para llevar a casa, y alguna otra cosilla. Ya hemos abierto la caja de Pandora, las compras han comenzado. Miedo…

Centro comercial del Pier 17 visto desde el muelle
Centro comercial del Pier 17 visto desde el muelle

En nuestra visita de por la mañana a la Grand Central Terminal, habíamos visto un Junior’s, uno de los sitios recomendados para probar la famosa New York cheesecake. Así que antes de volver a casa, hacemos una parada para comprar una. Volver a casa con la tarta intacta va a ser misión imposible, con el mogollón de gente que hay por todos lados…

Una vez en casa, y con la tarta a salvo, nos acercamos a nuestro super, un D’Agostino, a comprar alguna cosa para cenar cuando vuelve nuestra gente de Niagara. Por cierto, volvieron encantados (el viaje lo habían contratado con Viator).


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Enlaces | Naciones Unidas, Visitas guiadas de las Naciones Unidas, centro comercial del Pier 17

USA día 7: Domingo neoyorquino

The Lake en Central Park
The Lake en Central Park

Domingo en Nueva York. Y se nota el tráfico, no hay casi ningún coche, al menos por nuestra calle.

Nada más aslir de casa, ponemos rumbo a Columbus Cirlce, una plaza en la esquina suroeste de Central Park, así tendremos nuestro primer contacto con el parque, aunque pensamos visitarlo mejor por la tarde. La plaza en sí es maja, una glorieta con una columna con Colón, y alguna otra escultura por alrededor. También destaca el edificio de la Warner, con centro comercial. Nos acercamos a asomarnos a Central Park y comienza el agobio. ¿Qué agobio? Pues el montón de «comerciales» ofreciéndote bicis en alquiler; en serio, no sé qué comisión se llevarán por cada bici que alquilen, pero por interés no será. Lo impresionante de Central Park a estas horas, es la cantidad de gente que hay corriendo; si parece que hay una carrera profesional, todo el mundo en el mismo sentido, ¿son todos amiguicos y han quedado para correr?

Allí mismo en la plaza, cogemos el metro para subir al norte de Manhattan, a Harlem. Habíamos estado leyendo un poco por el foro de LosViajeros, información sobre las misas gospel, y al final nos habíamos decidido por asistir a una en Greater Refuge Temple (en el 2081 de Adam Clayton Powell Jr Boulevard). La misa empezaba a las 11, pero aunque llegamos un pelín más tarde, la gente seguía entrando. Era curioso una señora en la puerta haciendo de anfitriona, recibiendo a cada persona o grupo que entraba; nos dio la bienvenida muy calurosa, y nos invitó a ir a la parte de atrás pero no hacer fotos. Al entrar, había «acomodadores» que nos indicaron dónde sentarnos. El templo tenía dos pisos: el de abajo, al nivel del altar/escenario ya estaba lleno; nosotros subimos al de arriba, donde subían a los turistas, y la gente local que no iba cabiendo abajo. Ya estaban cantando cuando llegamos y nos sentamos en las butacas (sí, butacas, como en el cine). A mí personalmente me impresionó la música en directo, con batería, teclado y guitarras, sonaba genial. Cantaba un coro de hombres, buenísimo, con algún solo espectacular. Iban intercalando canciones con algún sermón, no se hace especialmente pesado para los que vamos solo al «espectáculo» y a ver una experiencia nueva, aunque no deja de ser una misa. Nosotros nos fuimos a los 40 minutos o así, ya que habíamos visto varias canciones, y este «último» sermón parece durar más que los anteriores. Como consejo, llevar dinero suelto, monedas o billetes pequeños para cuando pasan la bandeja, para colaborar un poco ya que dejan entrar y no cobran entrada…

A la salida, es un poco pronto para comer, pero no para un brunch, esa mezcla de desayuno-almuerzo-comida que se han inventado los gringos para los domingos. Y qué mejor sitio que el lugar de los brunch por excelencia en NYC, Sylvia’s Restaurant (en el 328 de Malcolm X Boulevard). Es un restaurante, también en Harlem, famoso por el brunch de los domingos y por la comida de influencia criolla (estilo de Nueva Orleans). Cuando llegamos había mucha gente por acomodar, pero nos atendieron en seguida. Los domingos hay música en directo, y menús especiales. La comida muy buena, a buen precio; y el té espectacular.

Vista de Manhattan y Central Park desde el Top of the Rock
Vista de Manhattan y Central Park desde el Top of the Rock

Y ya habiendo comido, al metro para volver a Central Park, ya que antes sólo nos habíamos asomado un poco. Del parque sólo vimos una pequeña parte, ya que es gigantesco. Entramos por la entrada de la parte oeste, a la altura de la 72nd St, así que lo primero que ves es Strawberry Fields, el círculo de Imagine en homenaje a John Lennon, desde donde se ve el edificio Dakota, donde vivía y todavía hoy vive Yoko Ono. Allí cerca está The Lake, el lago pequeño del parque. Y ya adentrándonos por zonas más boscosas y menos transitadas por tanto turista, llegamos al Belvedere Castle, un pequeño palacete en el centro del parque.

Después de las caminatas por el parque, volvimos a la civilización, encaminados hacia el sur, al Rockefeller Center. Y es que con el día tan bueno, decidimos subir al Top of the Rock, donde teníamos previsto ir el primer día, pero aplazamos por las nubes. Top of the Rock (o TOR) es el observatorio del General Electric building, el rascacielos más alto del complejo de edificios que forma el Rockefeller Center.

Vista de Manhattan y el Empire State Building desde el Top of the Rock
Vista de Manhattan y el Empire State Building desde el Top of the Rock

La idea al subir al TOR es la misma que cuando fuimos al puente de Brooklyn: llegar de día para verlo a plena luz, y esperar a que anochezca, para poder hacer las fotos de noche con todo iluminado. Y es que si os gusta la fotografía, y en especial nocturna, este es el mejor sitio para practicar. Eso sí, hay que tener un poco de paciencia y coger buen sitio, porque hay mucha gente al atardecer. Tanto de día como de noche, las vistas son impresionantes: al norte se puede llegar a ver toda la mgnitud de Central Park, y al sur el downtown. Pero destacando sobre todo el Empire State Building, acompañado de otros edificios como el Chrysler y el MetLife.

Y ya al salir del Rockefeller Center, volviendo hacia casa, las luces de Times Square nos siguen atrayendo, y nos acercamos a echar un vistazo. Esta vez, cae una visita a la tienda de M&Ms. Hay que ver el negocio que tienen montado, ¡¡si son Lacasitos!! Tienen todo lleno de merchandasing… Al final, compro un par de bolsicas de M&Ms, pronto caerán…

Tienda M&Ms en Times Square
Tienda M&Ms en Times Square

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Enlaces | Greater Refuge Temple, Sylvia’s Restaurant, Central ParkTop of the Rock

USA día 6: ¡Helicóptero! y mucho más

Helicóptero aterrizando en el helipuerto de Manhattan
Helicóptero aterrizando en el helipuerto de Manhattan

Hoy el fin de semana nos recibe con sol; genial para nuestro planning. Teníamos previsto hacer el recorrido en helicóptero por Manhattan. Es una de las actividades más esperadas por todos, y creo que la única que no llevamos contratada desde casa; así que nos va a tocar comparar las opciones.

Vamos en metro hasta la parada del ferry a Staten Island, al lado del pier 6, que es donde está el helipuerto de Manhattan. Nada más salir de la boca de metro ya vemos personas dando publicidad sobre sus compañías para los tours, de forma más o menos agresiva según cada uno. Nos decidimos por volar con Helicopters Tours, que nos lo dejan en 152$ por persona (nada mal 🙂 ). Nos acompañan al edificio principal, para pagar, dejar los bultos en una taquilla, y ya nos ponen un cinturón con un chaleco salvavidas. Casi sin darnos cuenta estamos listos para subir al helicóptero. Nos acompañan hasta la nave y nos van subiendo de uno en uno según van bajando los anteriores. Cinturones de seguridad, auriculares de protección con micrófono para poder hablar y !listos!

El vuelo es impresionante. La piloto nos va comentando las cosas más importantes que vamos viendo a cada lado. Pasamos alrededor de la Estatua de la Libertad y Ellis Island, y subimos por el río Hudson entre New York y New Jersey, hasta Harlem y vuelta hacia el sur (es el recorrido que habíamos elegido de 15 minutos). Las vistas son impresionantes, no paré de hacer fotos en todo el rato. Una experiencia inolvidable.

Vista de Manhattan desde el helicóptero
Vista de Manhattan desde el helicóptero

Sin poder quitarnos la sonrisa de la boca ni la adrenalina que nos ha dado el viaje en helicóptero, nos ponemos en marcha para continuar con nuestro planning. Así que ponemos rumbo al ayuntamiento. La salida del metro, está justo en el edificio que llaman Municipal Building, que vendrían a ser las oficinas del ayuntamiento. Justo al otro lado de la plaza vemos el City Hall, el edificio del ayuntamiento propiamente dicho, muy pequeñito, de aspecto colonial. En los alrededores vems distintaos edificios gubernamentales, es lo que llaman la ciudad de la justicia: US Court House, Departamento de Justicia, y varios edificios de juzgados (criminal, de familia, de comercio internacional…), más de un eidificio de estos nos resutlan familiares de películas y series de TV. Paseando aprovechamos para probar un pretzel en un puesto callejero (bastante bueno).

Mientras buscábamos la estación de metro más cercana, pasamos por Wall St, y vemos que delante de la bolsa están rodando un anuncio. Nos quedamos un poco a curiosear, pero parece que no quieren mucho público 🙂 . Una vez llegamos a Chinatown, el cambio es espectacular, parece que hemos cambiado de ciudad, y de continente ¿Esto sigue siendo NY? Parece mentira… Hay un montón de gente por todos lados, las calles estrechas están atestadas de coches, pitando, las tiendas tienen mostradores en la calle, vendiendo de todo, y solo hay asiáticos y turistas… Siguiendo la recomendación de una de nuestras guías, hacemos una parada en una panadería (Fay Da Bakery, en Mott St) y nos tomamos un aperitivo para llevar (unos bollitos rellenos de carne).

A continuación, siguiendo unas cuantas calles, la ambientación pasa de Chinatown a Little Italy, con las trattorias, y las casas con los colores de la bandera italiana. Si te abstraes un poco, te da la impresión que has cambiado de mundo en Port Aventura. A estas alturas, ya teníamos todos hambre, así que buscamos sitio para comer. Buscamos una pizzería recomendada en nuestras guías, pero tiene como una hora de fila; así que optamos por un ristorante que ofrece un menú a buen precio (Grotta Azzurra, en Mulberry St), y resultó bastante bien.

Al salir seguimos pasenado por el Lower East Village, el barrio judío. Allí tomamos dirección al 172 de Norfolk St, donde se encuentra la sinagoga de la fundación de Ángel Orensanz. La verdad es que teníamos curiosidad por ver el edificio, ya que había salido en varios reportajes de televisión (Aragoneses por el mundo, Españoles en el mundo). Pero lo que no esperábamos era que pudiéramos verla por dentro, y mucho menos que nos la enseñara Al Orensanz, el hermano del escultor.

Tras la visita inesperada de la sinagoga, y poder escuchar variadas opiniones y batallitas del mayor de los Orensanz, cogimos el metro hasta Union Square. Queríamos ver esta plaza, pues habíamos leído que ponían un mercado, y teníamos curiosidad por verlo. Pero de nuevo nos encontramos con una sorpresa allí mismo. En la misma plaza había reunida un montón de gente joven con almohadas ¿pero qué hace esta gente? Pues según entendimos, era una quedada por facebook, para hacer una pelea de almohadas; no sé si tendría algún sentido, pero en un ratillo dejaron la plaza llena de plumas… Almohadas aparte, el mercado que había en la plaza era muy chulo, todo productos naturales: manzanas, sidra, plantas, lana natural, era bastante peculiar.

 

Puente de Brooklyn
Puente de Brooklyn

Y de ahí, partimos hacia nuestro otro punto fuerte del día: el puente de Brooklyn. Salimos andando de la estación de metro de City Hall, y ya comenzamos a cruzar el puente andando como tantísimos turistas (y eso que es primeros de abril, ¡a saber cómo está esto en verano!). Y entre tanta gente, una cara que nos suena, ¿pero de qué? ¿No es la de la tele? Ah sí, ¡Tania Llasera! El paseo por el puente es muy chulo, y las fotos tanto de Manhattan como de Brooklyn son impresionantes.

Y una vez en Brooklyn, lo que toca es la sesión de fotos de rigor. A buscar el sitio idóneo en la orilla, entre los puentes de Manhattan y Brooklyn, con vistas hacia Manhattan; y a esperar a que se hiciera de noche para ir fotografiando el atardecer. (Nota mental: si vuelvo a hacer fotos desde Brooklyn, ponerme el pijama debajo, o una manta eléctrica o algo, que ese frío en la orilla no es normal).

 

Manhattan y puente de Brooklyn desde la orilla de Brooklyn
Manhattan y puente de Brooklyn desde la orilla de Brooklyn

Ya llegando a casa cogemos unas hamburguesas en Lucky’s Burger que tenemos cerca, y a descansar. ¿El helicóptero lo hemos hecho hoy? Pues sí que nos ha cundido el día. Además hoy ha sido un día un poco raro (Ángel Orensanz, Tania Llasera, pelea de almohadas…) ¿pasará esto todos los días en NYC? Quién sabe…


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Enlaces | Angel Orensanz Foundation

USA día 5: Visitando a Miss Liberty

Obras en la Zona 0
Obras en la Zona 0

Quinto día de viaje, y amanece con lluvias, igual que lo dejamos ayer. Hoy toca abrigarse entonces. Además nos toca recorrido en barco.

Salimos de casa y nos vamos a nuestra parada de metro donde compramos la tarjeta MetroCard que nos servirá para casi todo el resto del viaje (7 días por 29$). Ya en el distrito financiero, vemos las obras de la zona 0, que van más avanzadas de lo que pensábamos, se ven dos torres con al menos 40 pisos. Para ver el proyecto final de la zona 0 y un pequeño homenaje a las víctimas del 11-S, han abierto un local de información justo al lado, el 9/11 Memorial, recomendable para una visita rápida.

Partiendo de allí recorremos el resto del distrito financiero: la Bolsa, Bowling Green con la escultura del toro (Charging Bull), las iglesias de Trinity y St. Paul, y una rápida incursión a la tienda Century 21 (no tiene mala pinta, habrá que volver).

Bolsa de New York
Edificio de la Bolsa de New York (New York Stock Exchange)

Aunque era pronto, decidimos comer ya, pues tenemos el barco a la Estatua a las 13h. Entramos en una pizzería por porciones muy buena, por las callejuelas estrechas del distrito financiero (por Water St o alrededores); un gran acierto, al salir había una fila importante.

Y de ahí ya nos vamos hacia Battery Park, de donde sale el ferry a la Estatua. Primero hay que ir al Clinton Castle para canjear los billetes que habíamos comprado por internet. Antes de entrar al ferry, ya pasamos el primer control tipo aeropuerto. El recorrido en barco es cortito, unos 15 minutos, entretenido por la cosa de salir a hacer fotos, etc.

Al llegar a la isla Liberty, vamos al centro de información de los Rangers para recoger las pulseras que dan acceso a la corona. Antes de subir hay que dejar todo excepto las cámaras en una taquilla (móviles, bolsos, fundas de las cámaras, mochilas…), y pasar otro control con escáner corporal aleatorio. La subida no se hace muy dura, a pesar de los 300 peldaños, pero sí puede resultar algo claustrofóbica por la estrechez e la escalera de caracol. Personalmente me decepcionó un poco la llegada a la corona, pues me esperaba un mirador más grande, tipo torre Eiffel; pero es una plataforma en la que caben unas 10 personas. Pero las vistas de la bahía, de la estatua por dentro y la experiencia en sí, merecen la pena.

Estatua de la Libertad
Estatua de la Libertad (desde el nivel más alto del pedestal)

Al bajar hasta el pedestal, ya hicimos el recorrido habitual de la gente que no sube a la corona: fotos desde los distintos pisos del pedestal y entrada al museo (sobre la construcción y antorcha original).

Después del museo, cogemos de nuevo el ferry para ir a la isla Ellis, donde se recibían a los inmigrantes que llegaban a Nueva York. Hoy es un museo dedicado a esta etapa de la historia, con objetos e historias personales.

Una vez de vuelta en Manhattan, vamos a pasear por las calles del East Village y Greenwhich Village, viendo Washington Square, Perry St (la casa de Carry en Sexo en Nueva York), Bleeker St…

Y como ya se hacía de noche pero era viernes y los museos cierran un poco más tarde, decidimos aprovechar para hacer una visita rápida al Met, el museo metropolitano de NY. Entre que canjeamos los CityPass, recogimos mapas y demás, solo estuvimos aproximadamente una hora, lo que nos permitió ver la grandiosidad de las dimensiones y contenidos del museo. A destacar el templo egipcio que tienen en una de las salas.

Y ya volviendo a casa cogimos una pizza para llevar en «Merilu», en la 9th Ave. Y por fin a descansar…


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USA día 4: Llegada a la Gran Manzana

Times Square
Times Square

Nuestro cuarto día de viaje volvía a ser eso, de viaje. Tocaba despedirse de Washington, una ciudad que nos había impresionado positivamente para volver a Nueva York, y comenzar la visita de la Gran Manzana.

Así que el día comienza con madrugón, maletas, y desayuno en el Starbucks de la esquina, eso sí, después de despedirnos de los piquetes del hotel, que allí seguían dando la matraca como todas las mañanas. Cogemos nuestro ya conocida línea 80 del bus urbano, y llegamos a la estación-solar-esplanada de Megabús. A la hora prevista sale nuestro bus, esta vez hemos conseguido coger los primeros asientos del piso de arriba, con mejores vistas :-).

Sobre las 14h, tras las 4 horas y media de rigor, llegamos a Nueva York. Al legar, tenemos que llamar a la agencia donde alquilamos el apartamento para que vayan a recibirnos. Así que en la primera entrada de metro, buscamos una cabina. Tras pegarnos un poco con ella (había que jugar con la combinación de meter moneda, marcar, descolgar…), conseguimos hablar con ellos: nos estarán esperando allí.

Tras un recorrido de unas 2 ó 3 paradas en metro, salimos a la que sería una de nuestras estaciones habituales, y toca ir andando 3 manzanas hasta el apartamento. Ahí ya pudimos ver nuestro barrio: el Midtown o Hell’s Kitchen; tenía buena pinta, muchos restaurantes, parece movido. Cuando llegamos, nuestro casero asiático nos recibe, nos da instrucciones del piso (WiFi, basura, dónde comprar…), nos cobra la parte que restaba y nos deja ya solos en nuestra casa neoyorquina. We’re in New York!!

No hay tiempo que perder, tenemos muchas cosas por ver, pero aún no hemos comido, y como nos harán falta algunas cosas para estos días, ahcemos una mini-lista y nos vamos a hacer la compra, siguiendo los consejos de nuestro casero, nos vamos a un supermercado Amish que hay en la novena, a dos bloques. Parece muy pijoterillo, con sushi y comida para llevar en la puerta, así que repartimos la compra entre este, y un Duane Reade, una mezcla de droguería-farmacia-supermercado que hay justo al lado (hay muchísimos en Manhattan).

Rockefeller Center
Pista de hielo y estatua de Prometeo del Rockefeller Center

Y por fin a la caller a ver cosas, pero después de haber comido, aunque sean las 4 ó las 5 (seguimos con nuestros horarios raros de comidas 🙂 ). Yo creo que sin decir un destino concreto por el momento, ponemos rumbo a Broadway, y en seguida ¡estamos en Times Square!. Es impresionante la cantidad de luces, anuncios, taxis, gente… que hay allí. Nos subimos a las escaleras rojas que hay sobre las taquillas de Tkts y no paramos de hacer fotos. No sé qué tiene este sitio pero estamos todos como embobados. La luz nos atrae, tantos anuncios… ¿estoy tonto, le estoy haciendo fotos a anuncios de Coca-Cola, Toshiba…?

Cuando conseguimos bajarnos de las escaleras rojas, comenzamos con el planning que teníamos preparado. En teoría hoy tocaba subir al Top of the Rock, pero como está un poco nublado, lo dejaremos para otro día. Aun así, nos acercamos a ver el complejo de edificios del Rockefeller Center. Allí vemos el edificio de la General Electric (donde se sube al Top of the Rock), el Radio City Music Hall, el Rockefeller Plaza, la pista de hielo con la estatua de Prometeo… ¿cuántas veces hemos visto esto en la tele o el cine?

Rodeando el Rockefeller Center, vemos la estatua de «Atlas sujetando al mundo» frente a la catedral de Saint Patrick (o San Patricio), así que entramos a verla. ¿Qué tiene este edificio «pequeñito» que consigue destacar tanto entre tanto rascacielos? Es rara la tranquilidad que se nota en el interior comparado con el ruido y bullicio que hay ahí fuera…

Al salir, seguimos nuestro primer paseo de contacto con la cuidad, andando por 5th Avenue, la quinta avenida vamos. ¡Cuánta gente por la calle! Eso sí, esto parece un escaparate de las tiendas más pijas del mundo: Louis Vuitton, Bulgari, Armani, Gucci, Chanel, Prada, Versace… y llegando a Tiffany’s decidimos darnos la vuelta y poner rumbo al apartamento.

Atlas y Catedral de Saint Patrick
Estatua de Atlas del Rockefeller Center frente a la Catedral de Saint Patrick

Ya de vuelta a casa, paramos en un deli de nuestra misma calle (bueno, avenida, la 9th Ave.), y compramos para llevar unos paninis (bocadillos calientes rellenos de cualquier cosa, desde pavo, pollo cajún, Phily cheese steak…). Y a coger fuerzas para mañana, que tocará… ¡subir escaleras!


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USA día 3: Casa Blanca y pateada por el DC

Casa Blanca
Casa Blanca (desde el interior del recinto, al terminar la visita)

Amanece la tercera etapa a las 7 con el piquete de los trabajadores del hotel; menos mal que era la hora de nuestro despertador. Hoy nos espera el plato fuerte de la visita a Washington: la Casa Blanca. La verdad es que más que difícil, conseguir la visita, es una odisea. Pero eso ya lo contaremos con más detalle en otra entrada.

Al llegar vimos la fila de entrada, pero como íbamos con tiempo fuimos al centro de visitantes, como decían las instrucciones. Después, ya en la fila, volvimos a tener problemas en el primer control, a uno de nosotros le faltaba el apellido en la lista y estuvimos casi media hora hasta que lo corrigieron. Allí nos juntamos con gente de nuestro grupo de la visita, que también tenían un «detenido». Aún pasaríamos dos controles más hasta que entramos en el edificio.

La visita me pareció muy interesante; vas por libre, pero hay gente por el recorrido a la que puedes ir preguntando (en inglés claro); también dan folletos explicativos en español. Nada más entrar, en los primeros pasillos se ven cuadros y fotografías curiosas de varios presidentes. Lo que más me gustó es que te dejan visitar salas que se usan habitualmente para recepciones y cenas de protocolo. Se veían las alfombras a medio recoger, para mostrarlas, pero sin ser pisadas por el público. Justo antes de salir a la calle, permiten hacer fotos en la puerta principal con el móvil, ya que no dejan entrar cámaras.

Al salir, volvimos al hotel a por las cámaras, y cogimos el metro hasta el cementerio de Arlington, donde están enterrados militares veteranos de todas las guerras. Allí visitamos la Casa de Arlington y las tumbas de los Kennedy. Impresionante la extensión que tiene y la cantidad de lápidas…

Cementerio Arlington
Cementerio de Arlington

De vuelta de nuestra incursión en el estado de Virginia, comimos un menú de ensalada y bocadillo en Vie de France, justo detrás del Museo Nacional  del Aire y el Espacio, de la Institución Smithsonian. Muy interesante, con reproducciones de aviones y módulos espaciales, y exposiciones con objetos y mucha información. Recomendable sobre todo si vas con niños.

Mala suerte con el tiempo, al salir estaba lloviendo y ya no pararía en toda la tarde-noche. Vimos el Castillo de la Smithsonian, que usan como centro de información de todos los museos de la institución.

Y dando un paseo bajo los cerezos en flor (es ahora el Cherry Blossom Festival), rodeamos parte de la Tidal Basin haciendo fotos del estanque y el Jefferson Memorial. Volviendo al parque principal, The Mall, vimos el monumento a la Segunda Guerra Mundial. Pero el mayor chasco fue que el Reflecting Pool (el estanque donde Forrest Gump se encuentra con Jenny al volver de Vietnam), estaba vacío en obras. Subimos las escaleras del Lincoln Memorial, donde son impresionantes las vistas del Mall, Washington Monument y Capitolio. Saliendo del Mall visitamos el muro en memoria de la Guerra  de Vietnam, con los nombres de los 52.000 militares muertos en ella.

Jefferson Memorial y Tidal Basin
Jefferson Memorial en la otra orilla de la Tidal Basin, con los cerezos en flor

Buscando una parada de metro atravesamos la zona de la George Washington University, con sus grandes edificios, sus colegios mayores y sus casa de hermandades (sí, Pi-Sigma-Kappa y siglas de ese rollo como en las películas). Lo último que nos quedaba por ver era Georgetown, barrio antiguo de casitas pequeñas que recuerda a ciertas zonas de Londres. Encontramos en Prospect St las escaleras de la famosa caída de El Exorcista. Y por allí cenamos en «Uno», un pub en el que servían pizzas, hamburguesas, steaks… mientras veíamos el Miami Heat-Washington Wizzards de la NBA.

Y ya vuelta al hotel, medio camino andando, medio en metro. Mañana toca dejar la capital de la Unión y volver a NYC.


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